Una de las tareas en los casos más difíciles de disputa en torno a la Ley de Competencia, es el establecimiento del Mercado relevante. Las autoridades pujan porque el mercado relevante sea lo más especializado o pequeño posible, mientras que los defendidos lo contrario. Esto para determinar la posición dominante dentro del mercado. Si el mercado relevante es amplio, pues es poco probable que haya posición dominante, si el mercado es angosto o estrecho, pues pasa lo contrario: mayor probabilidad de que haya concentración o posición dominante.
Tomemos por ejemplo, el caso de una gaseosa. Cuál es su mercado relevante? se podría argumentar que cuando uno va a un supermercado se puede escoger entre una gaseosa, jugos, agua pura, refrescos. Pero los reguladores empiezan a achicar los sustitutos a manera de que el mercado sea lo más estrecho posible. Lo más seguro es que digan que no, que el mercado relevante no son todas esas bebidas sino sólo las gaseosas.
La contra argumentación será que dentro de las gaseosas hay una amplia variedad de sabores, colores de bebidas. Seguramente, el regulador dirá que son las gaseosas de color negro el mercado relevante, achicando nuevamente.
Este estira y encoje no es una batalla de narrativas sino ya se puede establecer mecanismos técnicos cuantitativos para saber si el mercado relevante es o no pequeño o amplio.
Existen dos tipos de métodos: el primero, es establecer el gap de consumo entre sustitutos ante cambios de precios. La idea es que ante una variación de precio, si las preferencias cambian de bebida gaseosa, significa que esa es sustituto y por lo tanto es parte del mercado relevante. Esto se hace con el resto de bebidas y se ordena del mayor al menor en materia de sustitutos.
Una segunda técnica cuantitativa podría ser la correlación de precios. Si los precios tienen una alta correlación de precios es que son sustitutos. Esta técnica sirve pero puede llevar a malas interpretaciones. Hay que saberla usar.
En todo caso, el tema principal es que todos estos temas de competencia debieran de resolverse con temas técnicos económicos y cuantitativos; utilizar menos la narrativa y la evidencia anecdótica.
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